

Anécdotas de la Inteligencia Artificial en el Derecho (Parte 1)
Por Raymond Orta
Bienvenidos a esta nueva sección de raymondorta.com, dedicada a compartir experiencias reales y reflexiones sobre el uso de la Inteligencia Artificial (IA) en el ejercicio del Derecho.
Como he comentado en artículos y publicaciones en redes sociales, culminé en el año 2024 una maestría integral en Inteligencia Artificial, orientada a todas las áreas de desarrollo de esta tecnología: desde el procesamiento de imágenes y video, hasta la configuración de sistemas inteligentes especializados, creación de chats jurídicos, GPTs, Gems y agentes de análisis profundo multimedia, aplicados a campos de conocimiento específicos como el Derecho.
La configuración de agentes jurídicos inteligentes
Durante mi experiencia práctica, tanto en el uso de la IA mediante instrucciones o prompts, como en la configuración de robots o agentes especializados, he comprobado que es posible diseñar sistemas de Inteligencia Artificial jurídica con un margen de error mínimo.
Esto se logra mediante la creación de bibliotecas de conocimiento específicas, reduciendo así las llamadas “alucinaciones” o fallos de respuesta que suelen producirse cuando el modelo carece de contexto jurídico.
Cualquier profesional del Derecho puede aprovechar esta ventaja: basta con cargar los textos y datos pertinentes a un caso concreto —por ejemplo, el Código Civil, doctrina nacional e internacional, jurisprudencia o bibliografía especializada— para que la IA procese la información y ofrezca respuestas ajustadas al marco normativo aplicable.
En nuestro curso avanzado de Inteligencia Artificial para Abogados profundizamos precisamente en estos aspectos técnicos y metodológicos.
El caso de los informes urgentes: una anécdota práctica
Deseo compartir una experiencia concreta que ilustra la utilidad de la IA en el trabajo jurídico.
En cierta ocasión, debía presentar dos informes ante tribunales superiores sobre un mismo caso. Uno se vencía el jueves y el otro el viernes. Tras una jornada intensa de redacción, concluí uno de los informes entrada la noche del miércoles.
Sin embargo, al comunicar a mi socio que ya lo había finalizado, este me respondió que el informe que acababa de enviarle correspondía al expediente del viernes, no al del jueves. Era ya demasiado tarde para rehacerlo desde cero.
Ante esa situación de emergencia, recurrí a mis conocimientos en programación y decidí crear un agente de Inteligencia Artificial específicamente configurado para ese caso, con el fin de generar el informe correcto en cuestión de minutos.
Cargando el contexto jurídico
Para alimentar al modelo, cargué todos los documentos relevantes:
- La demanda inicial y la contestación.
- El auto de admisión de pruebas.
- Las oposiciones de las partes.
El objetivo era que la IA pudiera analizar la pertinencia y legalidad de las pruebas, tema central del recurso en segunda instancia. Se trataba de defender la validez de las pruebas admitidas por el tribunal de primera instancia, frente a la apelación que pretendía anularlas.
El primer intento: una lección sobre los prompts
Al ejecutar la primera instrucción, la IA elaboró un informe impecable… pero a favor de la parte contraria.
El error se debió a un prompt mal formulado: la instrucción no precisaba expresamente que debía redactar el informe desde la perspectiva de la parte actora, a quien representaba.
Tras corregir el prompt, la IA generó en cuestión de segundos un nuevo informe extraordinario, con estructura jurídica sólida y argumentación casi perfecta. Únicamente fue necesario ajustar algunos detalles relativos a la conexión lingüística de ciertas pruebas.
Resultado y reflexión
En menos de diez minutos obtuve un borrador de informe con un nivel de precisión de aproximadamente 85 %, listo para ser revisado y ajustado en su fase final.
Esa experiencia me permitió comprobar que un prompt incompleto puede conducir a resultados erróneos, pero también que una corrección oportuna puede optimizar tiempos y recursos de manera extraordinaria.
Como anécdota profesional, demuestra cómo la IA puede convertirse en un verdadero asistente jurídico, siempre que se emplee con criterio técnico y conocimiento procesal.
Raymond Orta, abogado especialista en tecnologías y perito en informática forense, a través de TecnoAbogados, compartiendo con ustedes esta nueva serie de “Anécdotas de la Inteligencia Artificial en el Derecho”, donde exploraremos experiencias reales del uso de la IA aplicada al ejercicio jurídico moderno.
