La película Secuestro Express, nos muestra que los pecados no distinguen entre clases sociales, color ni sexo. El derroche de unos, la miseria de otros nos explota en nuestra cara la burbuja en la que vivimos entre la casa, el trabajo y los centros comerciales.
Nos enseña que luchas de poder entre los delincuentes, son una variable de la política, donde se hacen y disuelven alianzas en un santiamén, alternándose la relación de amigo a amigo a enemigo-amigo en cuestión de segundos volviendo a su estado original sin rencor a cambio de beneficios o dinero.