El anonimato que permite Internet es explotado por ciberdelincuentes para cometer fechorías que van desde usurpación de identidad y robo de información hasta agresiones sexuales (Archivo)
DANIEL RICARDO HERNÁNDEZ
EL UNIVERSAL
Internet lo aguanta todo. Y si brinda la oportunidad de establecer comunicación sin tener que dar la cara, aguanta aun más. Pero, si se trata de la Web 2.0, plataforma idónea para entrar en contacto con mucha gente, compartir fotos, experiencias y muchas cosas más, las posibilidades se pierden de vista y la convierten en una herramienta vulnerable, ideal para delinquir de distintas maneras.
Facebook, Hi5, MySpace, emblemas rimbombantes de la Web 2.0, no escapan a los tentáculos de mentes inescrupulosas que, bien por diversión o por motivaciones más perversas, capitalizan el boom que causan estas redes y la ciega confianza que suelen depositar en ellas las personas que se suman día a día a la legión de usuarios.
En Facebook, particularmente, son muchos los que caen por inocentes y son presa fácil de espías y usurpadores de identidad. La creación de perfiles falsos, con fotos e incluso datos personales exactos de celebridades, políticos y artistas, es una de las fechorías más comunes. Raymond Orta Martínez, abogado especialista en Derecho procesal, pruebas científicas y seguridad informática, explica que a la luz del marco jurídico venezolano esta práctica es un delito y, como tal, tiene su castigo: «El artículo 12 de la Ley contra Delitos Informáticos establece como delito la falsificación electrónica, que consiste en la creación, modificación, alteración o manipulación de documentos electrónicos en cualquier sistema informático. La condena por estos delitos es prisión de 3 a 6 años con multas adicionales de 300 a 600 unidades tributarias».